MINA 1850/1960

En las proximidades de la mina, ya teníamos un comité de bienvenida muy especial.
Aquí podemos apreciar casi por completo, las instalaciones mineras, con las dos enormes bocaminas (a la derecha de la imagen).
 Boca mina situada a 2.000 metros de altitud y a dos horas andando desde donde te puede dejar el medio de transporte más cercano. Desde el mes de Noviembre e incluso a últimos de Octubre,la nieve deja sepultadas las instalaciones, quedándose sus operarios "enterrados" durante todo el invierno sin cesar en su trabajo. De ahí,la forma de los edificios. Mi compañero Rober y yo pasamos toda la noche en su interior para realizar este pequeño reportaje. 

Vistas desde los barracones, son inmejorables.
Imagen en la cuál, se puede apreciar la "chimenea" por la cuál entrabamos y salíamos por la escala metálica y una de las ventanas de los barracones.
 Foto realizada desde el fondo de la boca mina hacia el exterior. La Bocamina está tapida con hormigón armado para evitar accidentes, pues el pozo tiene varios kilómetros de "caída libre".
Detalle de la cocina del interior de la mina, es completamente de hierro de fundición y aguanta al paso del tiempo.
Aún quedaba una sartén en el interior del horno de la cocina.
Este agujero en la pared, es por donde caía el cabrón desde arriba en el exterior hasta la misma cocina. Como se puede ver en el suelo, aún había abundante carbón en su interior. 
 Taquillas de los operarios, algunas aún conservan las puertas.
 Pepsi cola... Esta lata encontrada en una fisura, ya tiene sus años.
Pasillo en dos alturas en el cuál estaban todos los dormitorios de los mineros y del personal de la mina. Hay unos 10 dormitorios en su interior.
Chimenea de entrada y salida de los barracones.
Aquí se muestra la salida del barracón por la chimenea.
 Boca vertical por donde bajamos hasta la habitación donde pasamos la noche. Bajamos por la escala metálica unos 3 metros.
Parte del material portado hasta el lugar, tanto el material fotográfico como el personal
En ciertos momentos, junto a la cálida hoguera, era el momento ideal para meditar un poco.
Con camas improvisadas, pudimos pasar una buena noche al calor de una buena hoguera.
El mismo comité de bienvenida, nos salió a despedir a la mañana siguiente.
Con la pena en el cuerpo por la buena experiencia en la exploración y por el trabajo fotográfico, iniciamos el largo regreso a casa.